Quede cegado, yo que pensé y jure que el aliento de los hombres clandestinos, que buscan su destino en la parada de autobús, con trayecto a la vorágine de falsos sueños y esperanzas alimentadas por el brillo abrumador de miles de promesas, seria un aliento caliente.
Un brote de vida
Pero...
Me sorprendió un aire gélido , frió, muerto.
Me asustaron las miradas perdidas.
Trajes de piel, trajes vacíos, sin nada dentro, fantasmas dentro de carcasas huesudas.
Autómatas, marionetas con alambre de espino como cuerdas.
Uno y otro y otro mas, como una vieja cadena de montaje.
Todos , todos repitiendo el mismo movimiento, un baile grotesco, una coordinada marcha hacia la perdición.
Y me di cuenta, que no quería ese destino.
No quería ser lobotomizado , no esperaba ser uno mas en aquel ejercito de peleles.
Seré un loco, si, un demente.
Puede que este en extinción, o esperéis ver mi cabeza encima de vuestras chimeneas, como un trofeo a la insensatez , quizás quede marcado como un paria , o tal vez este relato, que es mi vida , se pierda. Pero señores con corazón de maquina, mi aliento, a fin de cuentas, hasta ahora, sigue siendo una brisa agradable, un viento caliente, en este invierno nuclear, que vosotros mismos os habéis ganado, jugando vuestras malditas cartas salvajes.
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