sábado, 15 de diciembre de 2012

Vomitando mis adentros una vez mas .





Que traidor es el diablo,
pero mas traidor es el cuerpo en el que habita.

El me acariciaba, me abrazaba , las noches de soledad.
Me daba esperanza, bailaban las luciérnagas dentro de mi.
Me hizo soñar, me hizo sentir, trajo calor a esta tundra.
Y llego el momento de tomar lo que era suyo.
Ardides bajo su manga, bajo mis parpados gotas de sal.
Y el alma vomitada desde mis adentros.
Ella no existe, yo quizá tampoco.
Lo efímero y la realidad , yacen en mi cama hoy,
Ayer morí, y no he vuelto a nacer.
Quedan las ruinas alegóricas de mi significado,
Y una niebla cargada de antiguas lenguas,
maldice este plano, esta verdad ,
corrompiendo a los pocos ángeles, que habían reunido el valor,
para habitar dentro de mi.




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