Y yo observo a las almas condenadas desde lejos, meditando, intentando buscar el porqué de este circulo vicioso, de hombres devorando a hombres, y esperanzas fragmentándose.
De daños colaterales, vertebras fracturadas por la presión de la falsa búsqueda de felicidad, y mentes agrietadas por la desesperación de no saber abrir una ventana y encontrar aire puro.
También observo a los depredadores , a los canes, a los que se creen reyes de la escena, desfigurando caminos, destrozando ilusionas a cada paso, pudriéndose por dentro, perdiendo el juego, cuando creen alzar la copa.
No hay maldad en su interior, simplemente, no encuentran una manera mejor de vagar por este yermo, de enfrentarse a la realidad, de librarse de las cadenas en las que cada eslabón es un sentimiento contrariado..
Pero hoy ya es tarde para llegar a alguna conclusión, y noto las miradas acusadoras en mi nuca.
Quizá mañana, quizá otro día, seguiré encendiendo mi linterna en la oscuridad, con la intención de salvar a algún otro idiota de caer en las garras del monstruo, al que ellos llaman destino.
Para caer en las mías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario